lunes, 4 de junio de 2012

XVI

Camino solo por el desierto de tu ausencia.
Y el calor de este sol inmisericorde me quema la piel borrando el olor de tu cuerpo.
El horizonte todo es abandono, árido y reseco.
Pareciera que se han acabado todas las promesas.
Que no puedo soñar que un día volveré a estar otra vez contigo.
Y me desespera pensar que fue un sueño, que fue una tregua cruel del destino, que me dio agua que se escurrió entre mis manos, de la cual sólo pude beber un sorbo.
Me gana la locura, se aflige mi alma que queda tan vencida, sangrando las heridas en regiones donde antes tus besos sembraron alegría y libertad.
Comienzan a perseguirme los fantasmas del olvido, de la burla y del abandono, bailando un ritual amargo a mi alrededor.
Creo en esos momentos, cuando me invade el frío de tu inexistencia, que la vida me volvió a estafar y el llanto, momentáneo consuelo, se calcifica en mi garganta, y no puedo desahogarme y siento que, aunque luche, aunque me engañe con teorías, me muero, poco a poco, lejos de tu regazo donde una vez fui un dios.

Pero...

Oigo tu voz y me rescatas de las mismas entrañas del orco.
¡Sé que existes! ¡que estás allí! que me amas y esperas demostrarme nuevamente con tu entrega que eres mía, sólo mía y de nadie más.
Que tu agenda la destruyes para crear un calendario nuevo, una nueva manera de medir el tiempo, en donde nos contamos nuestras historias, para compartir nuestras hazañas de sobrevivientes, en fin, para hacernos el amor también con la palabra.
Y la esperanza reina de nuevo, y la alegría de tenerte me vuelve a liberar estas alas, que cuando no estoy contigo, se arrugan, se esconden esperando tu regreso.
Te amo por ser mi libertad, te amo en tu libertad.

Cuando juré que nos amaríamos sin pasado y sin promesas, me engañé tanto porque gracias ha tu pasado es que ha llegado a mi, este ser tan maravilloso que eres tú. Que se forjó entre golpes y alegrías, con aciertos y errores.
Porque gracias al futuro es que puedo soñar y construir ilusiones, de una vida eterna junto a ti.
Gracias a ese futuro es que puedo decirle a la vida, aunque se burle cuando no te tengo conmigo, que mi decisión está tomada y que seré tuyo hasta que Dios nos separe.

Te amo y te amaré.

viernes, 1 de junio de 2012

XV

Cuando me besas cierro los ojos para que tus labios también besen mi alma.

Y estallan en el cielo las estrellas formando un carnaval de juegos artificiales.
Me elevas al cielo prendido de tus labios y surcamos el firmamento, sujetados en un abrazo inseparables y amantes.
Navego por el mar y siento la brisa de libertad, sin puertos, sin anclas, sin amarres.

Cuando me besas cierro los ojos para memorizar cada surco de tus labios, tan suaves, tan dulces.
Quiero grabar en mi mente cada beso, que es tan distinto a los demás, y que prometen que vendrán nuevos, siempre diferentes, siempre frescos.

Me satisface notar como aumenta con la fuerza de tus besos, el calor de tu cuerpo, el frenesí de tus manos que quieren concentrarme y encerrarme en sus palmas.
Y me hechiza poner toda mi atención en esa locura que se desata, en la que tus dedos buscan apresarme y nunca soltarme.

Y nos desnudamos...

Y los besos cambian de color, de intenciones y de objetivo, y el amor se vuelve pasión, deseo, locura y entrega.

Y te beso, atrapando en mi lengua todos los sabores de tus regiones, los olores a frutas, a flores, a selva virgen que descubro yo a mi manera, como nadie lo había hecho.

Surgen de tu boca gemidos que me dicen que me amas, que me gritan: “...quiero más, no te detengas”.

Y los besos, una vez tiernos, una vez románticos, abren las puertas del infierno, de las llamas que nos consumen y se vuelven emisarios del deseo, mensajeros de la carne.

y nos amamos...
y nos amamos...
y nos amamos...

Hasta quedar con lágrimas en los ojos.
Hasta quedar agotados, juntos, uno frente al otro,
Dándonos nuevos besos, tiernos y románticos otra vez, que nos prometen más amor y más deseo.

Cuando me besas cierro los ojos para que tus labios también besen mi alma, y se queden allí, eternos e imborrables.

viernes, 25 de mayo de 2012

Quisiera conocer una mujer a quien admirar...

Quisiera conocer una mujer a quien admirar. Alguien que me deje maravillado como un niño escuchando un cuento fantástico. Esa mujer que se convierta en Diosa, en compañera en cómplice y en carne y saliva.
Admirarla porque se ama y se estima, porque no grita ni insulta para compensar su falta de testosterona, y que razona y mira con firmeza para recordar que no la necesita.
Que ame conocer y saber y que me haga viajar cuando me cuente qué aprendió.
Quiero una mujer que no tenga mi misma profesión, y que me cuente sobre esas galaxias de conocimientos a través de las que yo nunca viajaría si no fuera por ella. Quiero que me haga más inteligente de lo que ya soy y que me haga sentir dulcemente ignorante.
Quiero su regazo para llorar como un niño, porque en verdad nunca he dejado de serlo, pero que me empuje y anime, sin trampas, como el hombre que soy.
Quiero esa mujer que me cante aunque tenga mala voz, que decida ella que película ir a ver, que me acaricie la panza aunque sea un monumento al colesterol.
La quiero como una puta en la cama y tan bien la quiero como si fuera un ángel que me ha enviado el mismo Dios.
Pero sobre todo quiero no ser tan estúpido de no reconocerla si ya la tengo. Ese sería el peor error.

martes, 22 de mayo de 2012

B.

Yo pensé que podía ganar esa intensidad de tu corazón, que tanto se refleja en tu forma de sentir las cosas que son tuyas.
Yo creí que con el tiempo lograría desviar tu cause violento repleto de vida hacia mis venas.
Yo intenté, una vez conseguí tu atención, que te enamoraras de mí con toda esa devoción con la que amas.
Soñé que lo lograba con poemas... y no fue así.
Cuando corría y corría, ya casi alzando el vuelo, ilusionado volví la mirada hacia atrás, sonriente creyendo que te encontaría cerca de mí intentando, igual que yo, volar; pero no, te habías quedado muy lejos sentada sobre un viejo tronco derrotado. Con tu quijada apoyada en las dos manos, viendo sin mirar con tu rostro frío y la vista insujetable.
Se quebraron mis alas y quise –he querido-llorar.
Me sentí en la orilla, me paré, me volví a sentar. Vi hacia donde estabas y seguías fría e inalcanzable.
Sujeté mis rodillas con mis brazos. Metí mi cabeza entre ellos. Esperé unos minutos y tú seguías allí, impávida, sólo dejándote añorar.
Te extendí mi mano: “Alcánzame”.
Me levanté, me volví a sentar dispuesto únicamente a mirar sólo al mar, como para convencerme que hay cosas más grandes que tú. Tal vez para concluir que habiendo ya tanta mar, no vale la pena llorar. No sé.
Mis ojos se adormecieron del dolor y en mis sueños dolías aún más. Tu presencia allí era absorbente y desperté creyendo que el teléfono había sonado. Y no fue así. Ya no será.
Caminé solo, contario a ti, y al volver a verte tu imagen se volvía cada vez más oscura, pero tus fantasmas se me cruzaban haciéndome dar sobresaltos cuando volvía la mirada hacia la esperanza –la ilusión- de olvidarte.
Sonaba el teléfono y creí que te podía atrapar, y al separar los brazos para retenerte se me heló todavía más la médula del alma.
Desperté convaleciendo, temblando de frío y de miedo. Y así vengo amaneciendo desde ya hace varios días.
No podría soportar una simple ventisca más, porque seguro moriría. Acercarme a tu cuerpo frío, podría ser fatal.
Y pensar...
y creer...
que lo intenté, que lo soñé.
Que había tanta luz, que había tanto calor, que había mil colores y que encontré besos y abrazos que no duraron ni un segundo.
“Te quieros” que nunca vi salir de tu boca.
¿Por qué?

XIV

Cuando el tiempo se hace más corto para volver a estar en tus brazos, para volver a tenerte en mis brazos, el dolor se hace menos intenso y la alegría crece, más y más.
Se empieza a exfoliar toda esta materia muerta, mustia, reseca que formé como una coraza para serte fiel.
Renacen la piel y sus aromas, los que conociste, para que sólo tú los vuelvas a probar.
La luz se refleja nuevamente en mi rostro que luce fresco.
Y me nacen ganas,
Y me salen alas,
Y quiero a tus labios volar.
Nace el firme propósito de besarte y amarte, de ofrecerme en regalo a ti.

Nunca estuve perdido, sólo estuve esperando que llegaran estos días de víspera para volver a ser feliz.
Y aunque me convertí -durante todo ese tiempo lejano a ti- en un extraño monstruo oscuro, áspero, huraño y solitario, me mantuvo vivo el recuerdo de esa primavera que son los días en tu regazo.
Me mantuvo con vida el deseo de verte otra vez, amarte como hombre y deslizarme entre el pentagrama de tu risa, de tus sueños, de tus gemidos.

Volverte a tener,
Volverte a sentir,
Volverte a amar.

¡Gracias por existir!

viernes, 4 de mayo de 2012

ME HE PROHIBIDO...

Me he prohibido mencionar tu nombre.
Me he prohibido tan siquiera recordarte.
Pero cómo hago si el sonido de tu voz, de tu risa suena con eco estentóreo en las paredes de mi cráneo.
Me he prohibido recordar los buenos momentos.
Me he prohibido sentir tu mano en mi cuerpo, tus caricias en mi espalda, tus besos suaves, tibios, húmedos en mis labios.
He proscrito tu recuerdo, tu olor, las imágenes de tiempos tan dulces y lindos.
Me hace daño recordarte.
Tu presencia me desvía de mi camino, y el solo extrañarte me impulsa a renunciar a todo…a todo.
Te quiero, no puedo negarlo…no quiero negarlo.
Intenté retener el sentimiento y destrozó cualquier barrera inimaginable.
Te amo, te necesito para ser feliz, para vivir, para sentir que mi existencia vale la pena, que tiene algún sentido.
Ah! Amor de mujer, mujer amada, mujer deseada, compañera, amiga, cómplice, sacerdotisa, musa y prostituta.
Voy dejando pedazos de alma en el camino…ya no tengo salvación.

miércoles, 25 de abril de 2012

XIII

La distancia nos es nada, Rozo tus labios y quiera llorar. Beso tu piel, de todo tu cuerpo y quisiera soñar. Beso tu intimidad y quisiera preguntar, que merezco yo, para elevar al cielo tan linda señal. Quiero decirle a Dios que quiero gritar y decirle estoy enamorado y no lo puedo ni lo quiero evitar.